Comencemos con reconocer que la ciática en sí no es
una condición. Es un conjunto de síntomas que se dan como resultado de otro
problema de salud. Por lo tanto, no es un diagnóstico médico como tal.
Anatómicamente hablando el nervio
ciático es el más grande y largo del cuerpo. Está formado por cinco nervios
cuyo origen se da en la zona inferior de la espalda. Se combinan el cuarto y
quinto nervio lumbar (L4-L5) y los primeros tres nervios de la zona sacra
(S1-S3) de la columna. La unión de este grupo de raíces nerviosas da forma al
nervio ciático el cual se extiende por la parte trasera de la pierna hasta
llegar a los dedos del pie. Es encima de la parte posterior de la rodilla donde
el nervio ciático se divide en los nervios tibial y peroneo. De esta manera es
que diferentes partes de la zona inferior de la pierna son inervadas también
por este nervio.
El nervio ciático confiere fuerza, sensación y reflejos a la pierna. Es la conexión entre el cordón espinal y los músculos isquiotibiales (hamstring) que se encuentran en la parte posterior del muslo y los músculos de la parte inferior de la pierna y los pies. Esta es la razón por la que cuando existe un problema con el nervio ciático, esto puede causar que los síntomas se manifiesten a largo de la pierna, el tobillo, el pie y sus dedos. Cualquier problema que se produzca en la parte inferior de la columna puede afectar uno de los nervios que se conectan con el nervio ciático causando una irradiación del dolor a lo largo de esa parte del nervio. En otras palabras, ¡no es un problema en tu pierna! Es un problema cuyo origen se da a consecuencia de una interferencia en la región de la espalda baja y que se puede reflejar en la pierna por esta formar parte de la continuidad del nervio ciático a lo largo de la extremidad.
Existe
una gran variedad de causas que pueden dar origen a la ciática. Entre las más
comunes podemos encontrar los abultamientos o hernias discales en la región
lumbar. Traumas a la columna, lesiones producto de un gran esfuerzo físico y la
degeneración del disco a consecuencia del sobrepeso, el sobreuso o elementos
relacionados al avance de edad, podrían provocar que esta estructura comprima alguna
de las salidas nerviosas que forman el nervio ciático. Otra causa común son las
formaciones irregulares de hueso (espolones) a consecuencia de una avanzada
degeneración en la región lumbar por el sobreuso (osteoartritis), por algún
trauma en la columna o por el sobrepeso. Estas formaciones en las
articulaciones facetarias también podrían comprimir los nervios que originan el
nervio ciático en su espacio de salida. La estenosis o estrechamiento del canal
espinal ya sea de nacimiento (congénita) o por algún tipo de patología podrían
también desarrollar los síntomas de la ciática. Esto debido a la lesión de
discos intervertebrales, hipertrofia del ligamento amarillo (trauma o
degeneración), el desplazamiento parcial de una vértebra lumbar (espondilolistesis
por trauma o degeneración), fracturas por compresión (debido a trauma,
osteoporosis o cáncer metastatizado a la columna) o fracturas que afecten la
región de la pelvis. Todo esto por la compresión de elementos neurales en la
región.
Otro
elemento que podría causar el origen de estos síntomas es la inflamación
producto de un esguince de ligamento o desgarre muscular en la región baja de
la columna. La compresión del nervio por el exceso de inflamación y edema como
resultado de alguna lesión en este grupo de tejidos podría comprometer el
nervio ciático. Las subluxaciones vertebrales (vértebras desalineadas) también
podrían afectar la función del nervio. Esta alteración estructural y funcional
podría producir el pinzamiento de uno o varios de los nervios que dan origen
al nervio ciático.
Otra
variable es el síndrome del piriformis. Condición en la que el músculo
piriformis se inflama producto del sobreuso por ejercicio o entrenamiento, un
trauma o por pasar tiempo prologado sentado. Este músculo ubicado en la región
de la pelvis pasa sobre el nervio ciático comprimiendo el mismo cuando se
contrae o inflama demasiado. Otras causas menos comunes giran alrededor de
lesiones neurológicas debido a la diabetes (neuropatía diabética) la cual
aumenta el riesgo de lesión en los nervios, tumores espinales, infecciones y
hematomas.
La
ciática se manifiesta a través de dolor intermitente o constante que puede
comenzar en la espalda baja y extenderse hacia el glúteo y a lo largo de la
pierna. Puede presentarse de forma leve hasta manifestarse con síntomas agudos
e insoportables. Rara la vez se presenta en ambas piernas. Los síntomas pueden
presentarse de forma punzante acompañados de sensación de quemazón, sacudida o
descarga eléctrica, cosquilleo, adormecimiento, debilidad y dificultad para
mover la pierna. Esto puede que haga difícil ponerse de pie e inclusive
caminar. Los síntomas de la ciática son diferentes según la parte del nervio
comprimido pudiendo variar el lugar afectado y su gravedad.
Este
problema se puede agravar al realizar algún esfuerzo físico exigente (por
ejemplo, al levantar o mover algo pesado), estirar la pierna, al caminar o
correr, subir y bajar escaleras, permanecer sentado por demasiado tiempo y hasta
por toser o estornudar.
La ciática es diagnosticada a través de la combinación de un buen historial médico y examen físico. Estudios de imágenes de resonancia magnética (MRI) o tomografía computarizada (CT) podrían ser necesarios si se presentan síntomas por más de 6 semanas o si estos incluyen debilidad y/o entumecimiento. Estos estudios nos permitirían identificar la causa del problema. Pruebas electrodiagnósticas (conducción nerviosa y electromiografía) podrían ayudar a identificar la raíz del nervio afectado y la gravedad del daño.
El
elemento más importante a considerar para tratar los síntomas de la ciática es
identificar la raíz causa del problema. Una vez identificada se puede elaborar
un plan de tratamiento adecuado y dirigido a tratar la condición que está
produciendo los síntomas y no el síntoma (ciática) como tal. Con un enfoque
agresivo en el tratamiento de la causa subyacente seguramente desaparecerán los
síntomas. La mayoría de los casos se resuelven con tratamiento conservativo en
pocas semanas aún cuando el caso pueda ser grave. Existen unos pocos síntomas
que puedan requerir de una intervención quirúrgica
inmediata. Estos son síntomas neurológicos progresivos (por ejemplo, debilidad,
pérdida de sensación y reflejos de la pierna) o problemas con la función de los
intestinos o vejiga.
Mientras
se trabaja directamente con la raíz del problema es importante tomar ciertas
consideraciones para poder lidiar con los síntomas de la ciática. Es conocido
que dormir con ciática es doloroso y casi imposible en mucha ocasiones. Al
dormir es importante determinar la posición o posiciones que resulten más
cómodas. Asumir una posición fetal sobre el lado no doloroso utilizando una
almohada o toalla entre las rodillas permitirá darle estabilidad a la pelvis.
Dormir boca arriba con una almohada o toalla debajo de la región lumbar y
debajo de las rodillas ayudará a mantener la columna alineada y la musculatura
lumbar relajada. Ambas posiciones son las más recomendadas y ayudarán a aliviar
la presión sobre el nervio ciático.
Al
caminar debemos evitar los pasos largos ya que esto puede aumentar la
irritación del nervio ciático. Es recomendable caminar despacio y dando pasos
cortos. Caminar aunque parezca lo contrario ayudará a aliviar los síntomas pues
estimulará la producción de endorfinas que es el analgésico natural del cuerpo.
Al igual que dormir, sentarse también puede resultar un problema y es
importante encontrar la forma de hacerlo sin provocar dolor. Se recomienda
sentarse con el cuerpo en ángulo de 90 grados y con los pies pegados totalmente
al suelo. Se debe utilizar un reposapiés si los pies no alcanzan el suelo. Una
almohada, toalla o soporte ortopédico en la zona lumbar al sentarse mantendrá
la curvatura de la columna y evitará la sobrecarga de la musculatura lumbar
quitando así presión sobre el nervio ciático. En zonas de trabajo es
recomendable considerar una silla ergonómica que cumpla con las
especificaciones de la persona. Al conducir es esencial al menos detenerse cada
dos horas y caminar y estirar por unos minutos antes de continuar con el viaje.
El
uso de suplementación nutricional Complejo Vitamina B funcionará como
analgésico contra los síntomas a consecuencia de la radiculopatía (ciátca). La
realización de una rutina de ejercicios específicos de fortalecimiento y estiramiento
dirigidos a la zona lumbar, abdominal, glúteos y zona de la pierna alta es
vital. Esto permitirá disminuir el estrés y las compensaciones sobre las
articulaciones en la región de la espalda baja y pelvis. De esta manera se
puede reducir el dolor y aumentar la flexibilidad y el rango de movimiento
evitando así futuras lesiones. Ejercicios de movilización neural permitirán que
el nervio ciático se mueva con más libertad ayudando a aliviar los síntomas y
mejorar su funcionalidad.
Los
ajustes quiroprácticos proporcionarán una mejor alineación de la columna
ayudando a aliviar varias de las causas subyacentes que pueden originar la
ciática. Además, propiciará el ambiente para una rápida curación. La ejecución
de un programa de rehabilitación física (por ejemplo, crioterapia,
termoterapia, electroterapia, terapia de láser, masaje, movilización de tejido
blando, ejercicios de rehabilitación, entre otros) es esencial para ayudar a
sanar la causa del problema y por ende los síntomas de la ciática. Este proceso
promoverá una óptima regeneración de las estructuras dañadas y comprometidas y
fortalecerá las mismas para evitar futuras recurrencias.
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