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Ciática: más que un dolor de espalda baja - Dr. José Antonio Maíz, DC, MED

Comencemos con reconocer que la ciática en sí no es una condición. Es un conjunto de síntomas que se dan como resultado de otro problema de salud. Por lo tanto, no es un diagnóstico médico como tal. 

            Anatómicamente hablando el nervio ciático es el más grande y largo del cuerpo. Está formado por cinco nervios cuyo origen se da en la zona inferior de la espalda. Se combinan el cuarto y quinto nervio lumbar (L4-L5) y los primeros tres nervios de la zona sacra (S1-S3) de la columna. La unión de este grupo de raíces nerviosas da forma al nervio ciático el cual se extiende por la parte trasera de la pierna hasta llegar a los dedos del pie. Es encima de la parte posterior de la rodilla donde el nervio ciático se divide en los nervios tibial y peroneo. De esta manera es que diferentes partes de la zona inferior de la pierna son inervadas también por este nervio.

        El nervio ciático confiere fuerza, sensación y reflejos a la pierna. Es la conexión entre el cordón espinal y los músculos isquiotibiales (hamstring) que se encuentran en la parte posterior del muslo y los músculos de la parte inferior de la pierna y los pies. Esta es la razón por la que cuando existe un problema con el nervio ciático, esto puede causar que los síntomas se manifiesten a largo de la pierna, el tobillo, el pie y sus dedos. Cualquier problema que se produzca en la parte inferior de la columna puede afectar uno de los nervios que se conectan con el nervio ciático causando una irradiación del dolor a lo largo de esa parte del nervio. En otras palabras, ¡no es un problema en tu pierna! Es un problema cuyo origen se da a consecuencia de una interferencia en la región de la espalda baja y que se puede reflejar en la pierna por esta formar parte de la continuidad del nervio ciático a lo largo de la extremidad. 

            Existe una gran variedad de causas que pueden dar origen a la ciática. Entre las más comunes podemos encontrar los abultamientos o hernias discales en la región lumbar. Traumas a la columna, lesiones producto de un gran esfuerzo físico y la degeneración del disco a consecuencia del sobrepeso, el sobreuso o elementos relacionados al avance de edad, podrían provocar que esta estructura comprima alguna de las salidas nerviosas que forman el nervio ciático. Otra causa común son las formaciones irregulares de hueso (espolones) a consecuencia de una avanzada degeneración en la región lumbar por el sobreuso (osteoartritis), por algún trauma en la columna o por el sobrepeso. Estas formaciones en las articulaciones facetarias también podrían comprimir los nervios que originan el nervio ciático en su espacio de salida. La estenosis o estrechamiento del canal espinal ya sea de nacimiento (congénita) o por algún tipo de patología podrían también desarrollar los síntomas de la ciática. Esto debido a la lesión de discos intervertebrales, hipertrofia del ligamento amarillo (trauma o degeneración), el desplazamiento parcial de una vértebra lumbar (espondilolistesis por trauma o degeneración), fracturas por compresión (debido a trauma, osteoporosis o cáncer metastatizado a la columna) o fracturas que afecten la región de la pelvis. Todo esto por la compresión de elementos neurales en la región.

            Otro elemento que podría causar el origen de estos síntomas es la inflamación producto de un esguince de ligamento o desgarre muscular en la región baja de la columna. La compresión del nervio por el exceso de inflamación y edema como resultado de alguna lesión en este grupo de tejidos podría comprometer el nervio ciático. Las subluxaciones vertebrales (vértebras desalineadas) también podrían afectar la función del nervio. Esta alteración estructural y funcional podría producir el pinzamiento de uno o varios de los nervios que dan origen al nervio ciático.

            Otra variable es el síndrome del piriformis. Condición en la que el músculo piriformis se inflama producto del sobreuso por ejercicio o entrenamiento, un trauma o por pasar tiempo prologado sentado. Este músculo ubicado en la región de la pelvis pasa sobre el nervio ciático comprimiendo el mismo cuando se contrae o inflama demasiado. Otras causas menos comunes giran alrededor de lesiones neurológicas debido a la diabetes (neuropatía diabética) la cual aumenta el riesgo de lesión en los nervios, tumores espinales, infecciones y hematomas.

            La ciática se manifiesta a través de dolor intermitente o constante que puede comenzar en la espalda baja y extenderse hacia el glúteo y a lo largo de la pierna. Puede presentarse de forma leve hasta manifestarse con síntomas agudos e insoportables. Rara la vez se presenta en ambas piernas. Los síntomas pueden presentarse de forma punzante acompañados de sensación de quemazón, sacudida o descarga eléctrica, cosquilleo, adormecimiento, debilidad y dificultad para mover la pierna. Esto puede que haga difícil ponerse de pie e inclusive caminar. Los síntomas de la ciática son diferentes según la parte del nervio comprimido pudiendo variar el lugar afectado y su gravedad.

            Este problema se puede agravar al realizar algún esfuerzo físico exigente (por ejemplo, al levantar o mover algo pesado), estirar la pierna, al caminar o correr, subir y bajar escaleras, permanecer sentado por demasiado tiempo y hasta por toser o estornudar.

            La ciática es diagnosticada a través de la combinación de un buen historial médico y examen físico. Estudios de imágenes de resonancia magnética (MRI) o tomografía computarizada (CT) podrían ser necesarios si se presentan síntomas por más de 6 semanas o si estos incluyen debilidad y/o entumecimiento. Estos estudios nos permitirían identificar la causa del problema. Pruebas electrodiagnósticas (conducción nerviosa y electromiografía) podrían ayudar a identificar la raíz del nervio afectado y la gravedad del daño.

            El elemento más importante a considerar para tratar los síntomas de la ciática es identificar la raíz causa del problema. Una vez identificada se puede elaborar un plan de tratamiento adecuado y dirigido a tratar la condición que está produciendo los síntomas y no el síntoma (ciática) como tal. Con un enfoque agresivo en el tratamiento de la causa subyacente seguramente desaparecerán los síntomas. La mayoría de los casos se resuelven con tratamiento conservativo en pocas semanas aún cuando el caso pueda ser grave. Existen unos pocos síntomas que puedan requerir de una intervención quirúrgica inmediata. Estos son síntomas neurológicos progresivos (por ejemplo, debilidad, pérdida de sensación y reflejos de la pierna) o problemas con la función de los intestinos o vejiga.

            Mientras se trabaja directamente con la raíz del problema es importante tomar ciertas consideraciones para poder lidiar con los síntomas de la ciática. Es conocido que dormir con ciática es doloroso y casi imposible en mucha ocasiones. Al dormir es importante determinar la posición o posiciones que resulten más cómodas. Asumir una posición fetal sobre el lado no doloroso utilizando una almohada o toalla entre las rodillas permitirá darle estabilidad a la pelvis. Dormir boca arriba con una almohada o toalla debajo de la región lumbar y debajo de las rodillas ayudará a mantener la columna alineada y la musculatura lumbar relajada. Ambas posiciones son las más recomendadas y ayudarán a aliviar la presión sobre el nervio ciático.

            Al caminar debemos evitar los pasos largos ya que esto puede aumentar la irritación del nervio ciático. Es recomendable caminar despacio y dando pasos cortos. Caminar aunque parezca lo contrario ayudará a aliviar los síntomas pues estimulará la producción de endorfinas que es el analgésico natural del cuerpo. Al igual que dormir, sentarse también puede resultar un problema y es importante encontrar la forma de hacerlo sin provocar dolor. Se recomienda sentarse con el cuerpo en ángulo de 90 grados y con los pies pegados totalmente al suelo. Se debe utilizar un reposapiés si los pies no alcanzan el suelo. Una almohada, toalla o soporte ortopédico en la zona lumbar al sentarse mantendrá la curvatura de la columna y evitará la sobrecarga de la musculatura lumbar quitando así presión sobre el nervio ciático. En zonas de trabajo es recomendable considerar una silla ergonómica que cumpla con las especificaciones de la persona. Al conducir es esencial al menos detenerse cada dos horas y caminar y estirar por unos minutos antes de continuar con el viaje.

            El uso de suplementación nutricional Complejo Vitamina B funcionará como analgésico contra los síntomas a consecuencia de la radiculopatía (ciátca). La realización de una rutina de ejercicios específicos de fortalecimiento y estiramiento dirigidos a la zona lumbar, abdominal, glúteos y zona de la pierna alta es vital. Esto permitirá disminuir el estrés y las compensaciones sobre las articulaciones en la región de la espalda baja y pelvis. De esta manera se puede reducir el dolor y aumentar la flexibilidad y el rango de movimiento evitando así futuras lesiones. Ejercicios de movilización neural permitirán que el nervio ciático se mueva con más libertad ayudando a aliviar los síntomas y mejorar su funcionalidad.

            Los ajustes quiroprácticos proporcionarán una mejor alineación de la columna ayudando a aliviar varias de las causas subyacentes que pueden originar la ciática. Además, propiciará el ambiente para una rápida curación. La ejecución de un programa de rehabilitación física (por ejemplo, crioterapia, termoterapia, electroterapia, terapia de láser, masaje, movilización de tejido blando, ejercicios de rehabilitación, entre otros) es esencial para ayudar a sanar la causa del problema y por ende los síntomas de la ciática. Este proceso promoverá una óptima regeneración de las estructuras dañadas y comprometidas y fortalecerá las mismas para evitar futuras recurrencias.

 Dr. José Antonio Maíz Dedós, DC, MED, CKTP

Quiropráctica y Medicina Deportiva

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