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Importancia del agua en la nutrición - Dr. José Antonio Maíz, DC, MED

El agua es un nutriente esencial para la vida. Está encargada de que se produzca casi todo proceso fisiológico que asegura la vida del organismo. A pesar de su importancia, las guías clínicas y recomendaciones nutricionales son limitadas en comparación con otros nutrientes.

        Casi dos tercios de la composición del ser humano es agua. El organismo en términos de peso corporal está formado por un 70% de agua y a medida que avanzamos en edad puede disminuir hasta un 55%. Aún así continúa formando una gran parte de la composición corporal.

        Es importante tener presente que la cantidad de agua en el cuerpo depende de muchos factores que son variables. Factores como la edad, sexo, raza, temperatura, volumen corporal, metabolismo, nivel de actividad física, estado de salud, medicamentos, dieta, entre otros.

        El balance hídrico se da a través del proceso de ajuste de ingresos. Esto mediante la ingesta de agua, líquidos y el agua absorbida a través de los alimentos y las pérdidas mediante sudoración, orina, heces, vía pulmonar (respiración) e inclusive, durante el descanso mientras los órganos del cuerpo se mantienen funcionando.

        Es la sed la que permite que las personas puedan recuperar la pérdida de fluido. Es importante saber que una vez sentimos sed el cuerpo ya ha perdido entre un 1% y 2% de peso corporal por lo que es necesario compensar la pérdida rápidamente. Sin embargo, bebés, mujeres embarazadas y lactando, personas ancianas y enfermas y los deportistas deben establecer formatos para la ingesta de líquidos ya que en estos casos particulares la misma varía y debe llevarse de forma distinta.

        La composición corporal de los bebés en términos de agua es mayor a la de los adultos. Es por eso que su consumo debe ser más frecuente ya que son más altas las probabilidades de sufrir de deshidratación. En cuanto a las mujeres embarazadas estas requieren de mayor cantidad de agua. Esto por los cambios fisiológicos que ocurren en sus cuerpos y por el aumento en la temperatura corporal del mismo. En el tema de la lactancia la hidratación es importante para preservar la cantidad y la calidad de la leche materna.

        En el caso de los ancianos la sed disminuye con la edad. Por lo tanto, es sumamente importante hidratarse aún sin experimentar sed. Síntomas de fiebre, diarrea o vómitos desencadenarán en personas enfermas la deshidratación debido a que estos factores promueven la pérdida de líquidos. Los deportistas perderán líquido rápidamente a través de la sudoración debido al gran esfuerzo físico que requiere el entrenamiento y la competencia. En cuanto a ciertos medicamentos estos podrían provocar una respuesta fisiológica a la deshidratación debido a la liberación de angiotensina en el torrente sanguíneo.

        Pero, ¿qué hace que no respondamos a las señales de sed? Muchas personas se olvidan de tomar agua, otras sienten aversión al sabor de la misma y quizá muchos desconocen la gran importancia que tiene la ingesta del líquido en el organismo. Por otro lado, existen personas que no hacen caso a las señales de sed por no realizar interrupciones frecuentes en sus labores diarias. En casos quizá menos probables, pero sí posibles, la falta de disponibilidad del agua es también una razón para la pobre respuesta a la sed. 

        Y es allí donde entra el factor deshidratación. Esta ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere. Frecuentemente viene acompañada de alteraciones en los balances de sales, minerales o de electrolitos. Los electrolitos son responsables de equilibrar la cantidad de agua y el nivel de PH en el cuerpo. También permiten un funcionamiento óptimo del corazón, cerebro, músculos y nervios. Además, ayuda en la transportación de nutrientes hacia las células y la transportación de los desechos fuera de estas. 

        ¿Cómo saber si estás deshidratado? Las personas podrían presentar sequedad en la boca y lengua, confusión, fallo cognitivo, dolores de cabeza, mareos, debilidad, fatiga, color obscuro de la orina, irritabilidad y calambres. Una deshidratación severa podría traer lesiones por calor (calambres y hasta golpe por calor que podría poner en riesgo la vida), convulsiones debido a la falla en el impulso eléctrico celular por desbalance de electrolitos, problemas renales y urinarios (cálculos renales, insuficiencia renal e infecciones) y hasta un choque hipovolémico (disminución de la presión arterial y oxígeno).

        La hidratación es la acción de absorber líquidos de una manera continua y permanente. Pero, ¿cuál es el beneficio de mantenernos bien hidratados? En primera instancia, permite la oxigenación de las células cerebrales y por ende un buen funcionamiento del cerebro. Permite que exista un transporte eficiente de nutrientes esenciales y una adecuada oxigenación celular. De esta forma las células producirán la energía necesaria para un óptimo funcionamiento del organismo además de una fácil eliminación de toxinas para llevar a cabo una adecuada función metabólica. La buena hidratación permite que el proceso de digestión mantenga un buen ritmo evitando así el estreñimiento.

        Una hidratación adecuada también ayuda al buen funcionamiento de los riñones. De esta manera se eliminan los desechos del cuerpo, se mantiene el balance de los electrolitos y se controla el nivel hídrico del cuerpo. Además de los riñones, una buena hidratación ayuda al funcionamiento del corazón permitiendo mantener la presión arterial dentro de los límites normales. En cuanto a la piel, permite mantener humectado los tejidos ayudando a preservar su flexibilidad, suavidad y color.

        En cuanto a los músculos y las articulaciones el agua les brinda protección, ayuda a mantenerlos lubricados para un óptimo funcionamiento, facilita su regeneración cuando hay lesiones y permite a su vez un buen rendimiento físico. El agua ayuda además a regular la temperatura del cuerpo disipando el calor a través de la transpiración y evaporación del sudor evitando así la pérdida de líquido.

        Para ayudar a mantener el equilibrio hídrico se recomienda en términos generales ingerir entre 2 y 2.5 litros de agua diarios. Recordemos que esto puede variar dependiendo de múltiples factores (temporada del año, nivel de calor, exposición al sol, nivel de actividad física, tipo de vestimenta, enfermedades, embarazo, edad, entre muchos otros ya mencionados). Es de suma importancia estar pendiente a las señales que tu cuerpo te envía. ¡Analiza tu cuerpo!

        No esperes a tener sed para hidratarte. Recuerda que una vez esta sensación aparece ya estás deshidratado. El agua es vital para sobrevivir y funcionar de manera correcta. Sin otros nutrientes el ser humano puede sobrevivir desde semanas hasta meses, pero sin el agua, es cuestión de días. Así que, ¡mantente hidratado!

Por: Dr. José Antonio Maíz Dedós, DC, MED, GTS, CKTP

Quiropráctica y Medicina Deportiva


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