El dolor de hombro es una de las dolencias físicas más comunes. Unida por los huesos de la escápula, la clavícula y el húmero, la articulación del hombro contiene una gran variedad de estructuras que le dan forma y soporte. Por permitir demasiado movimiento en múltiples direcciones, esto la hace más vulnerable a padecer de numerosas condiciones.
Muchos conocen o han escuchado a cerca del manguito
rotador. Esta estructura es una fuente frecuente de dolor en el hombro. Está
compuesta por un grupo de músculos y tendones que permiten la estabilidad y el
movimiento del hombro. Este grupo muscular está formado por cuatro músculos:
supraespinoso, infraespinoso, redondo menor y subescapular. Estos músculos
permiten que el hombro pueda realizar movimientos de abducción (elevación
lateral) y rotación interna y externa.
El manguito rotador podría verse afectado por varias
patologías. Una de las más comunes es la tendinitis, también conocida como el
síndrome subacromial o síndrome de pinzamiento. La tendinitis del manguito
rotador es una condición en la que los tendones se irritan y por ende se inflaman.
En el caso particular del hombro esta condición podría afectar a uno o varios
de sus tendones.
Los tendones son tejidos conectivos que conectan el
músculo al hueso. Anatómicamente hablando, el manguito rotador tiene su origen
en el hueso de la escápula. De allí se inserta en el hueso del húmero no sin
antes pasar por el espacio subacromial. Espacio que está ubicado encima de la
cabeza del húmero y debajo de la zona ósea del acromion (parte de la escápula)
y que contiene los tendones del manguito rotador, el tendón de la porción larga
del bíceps y la bursa subacromial.
Pero, ¿por qué esto ocurre? Principalmente por el uso
excesivo del hombro. Movimientos repetitivos en actividades laborales que
envuelvan el uso del brazo por encima de la cabeza como lo hacen los
trabajadores de construcción, pintores, mecánicos, agricultores y empleados de
mantenimiento. O por el otro lado, actividades que envuelvan mantener el brazo
es una misma posición por tiempo prolongado como los estilistas y personas que
trabajan con computadoras. Este tipo de actividades darán paso de forma gradual
a la inflamación de los tendones.
Otra de las causas que puede desarrollar la condición
de tendinitis es un trauma directo sobre el hombro. Esto dará paso a la
inflamación de los tendones como resultado de la lesión. A largo plazo, un
trauma directo sobre la región podría acelerar la degeneración de la estructura
dando paso a la formación de espolones que a su vez reducirán el espacio
subacromial. Esto aumentará la fricción de los tendones sobre la superficie
ósea del acromión creando la inflamación.
El factor edad también juega un papel en el desarrollo
de la tendinitis del hombro. Ya sea por el desgaste de las estructuras por el
sobreuso a través de los años o por la degeneración de estas como proceso
natural del cuerpo. Estos dos procesos eventualmente darán paso al desarrollo
de la condición de osteoartritis. Condición en la que la formación de espolones
es común reduciendo el espacio por donde los tendones ubican y aumentando la
fricción de estos sobre la superficie ósea. El envejecimiento también provoca
que los tendones se vayan degenerando poco a poco perdiendo elasticidad,
aumentando la sobrecarga hacia estos y desarrollando la condición
eventualmente.
Por otro lado, una inclinación muy acentuada hacia
abajo del hueso del acromión por alguna malformación o por características
propias del paciente también podría reducir el espacio subacromial. Esto
aumentará la frecuencia de la fricción de los tendones sobre el hueso de la
escápula.
Muchos atletas son susceptibles a padecer de esta condición.
Deportes como el voleibol, natación, tenis, béisbol, balonmano, polo acuático o
levantamiento de peso son los de mayor riesgo. Esto por los constantes
movimientos repetitivos del hombro mediante destrezas específicas del deporte,
por el riesgo mayor de algún trauma o por la ejecución errónea de la técnica deportiva.
Los síntomas de la tendinitis pueden estar presentes
durante reposo o en actividad. Pueden aparecer repentinamente y ser intensos
como también puede desarrollarse de forma gradual y ser más leves. Típicamente
se manifiestan durante la noche, al finalizar la actividad física y deportiva,
al ejecutar movimientos de elevación lateral y rotaciones, al realizar
levantamiento de peso o luego de haber dormido sobre el hombro. Tareas como
vestirse o peinarse pueden resultar difíciles de ejecutar.
Presenta dolor e inflamación en la parte frontal y
lateral del hombro. Debilidad y pérdida de movimientos acompañarán los
síntomas. También puede presentarse malestar y rigidez al levantar el brazo o
cuando la extremidad desciende desde una posición elevada.
Es importante saber que el tipo de movimiento que
produce mayor dolor dependerá del tendón que esté más comprometido. En la
mayoría de los casos, el tendón más afectado es el del supraespinoso por este
encontrarse en la parte más alta del manguito rotador y estar expuesto a mayor
fricción.
La realización de un buen historial clínico junto a
exámenes físicos será el primer paso para diagnosticar esta condición. Estudio
de imágenes de radiografía, ecografía y/o resonancia magnética ayudarán a dar
con un diagnóstico preciso y a su vez descartar cualquier otro tipo de
patología.
Para tratar esta condición primero se debe cesar o
disminuir la intensidad y frecuencia del trabajo o entrenamiento. Se debe
ingerir buena cantidad de agua diariamente para que nutrientes esenciales y
oxígeno puedan ser transportados a la región afectada y ayuden a regenerar la
misma. De igual manera, una buena alimentación será esencial. Una mala
nutrición afecta la cicatrización prolongando la fase inflamatoria y reduciendo
la formación de colágeno. Son esenciales macronutrientes como los
carbohidratos, las proteínas, aminoácidos (arginina, glutamina) y ácidos grasos
(omega 3) y micronutrientes como las vitaminas (A, B, C, E, K) y minerales
(magnesio, hierro, cobre, selenio y zinc). Esto con el propósito de promover
una buena cicatrización y producción de colágeno, restaurar la pérdida de
tejidos, desinflamar y lubricar las articulaciones para un mejor
funcionamiento.
Ejercicios de fortalecimiento y estiramiento diarios
de los músculos del hombro y el manguito rotador ayudará no solo a aliviar los
síntomas, sino que también prevendrá debilidad y desbalances musculares que en
muchas ocasiones pueden contribuir al inicio de la condición.
Desde el enfoque deportivo tenemos que considerar
varios puntos. El primero es una buena dosificación en el plan de
entrenamiento. De esta manera el atleta puede tener el suficiente tiempo de
descanso entre prácticas y competiciones evitando la sobrecarga de la
articulación del hombro. Segundo, corregir las técnicas específicas del deporte
ya que una mala ejecución de las mismas podría sobrecargar y lesionar la
estructura en cuestión. Tercero, la realización de un buen calentamiento y
enfriamiento antes y después del entrenamiento y competición. El calentamiento
permitirá preparar el cuerpo para la carga que está próximo a recibir y ayudará
a lubricar las articulaciones para un funcionamiento óptimo de estas. El
enfriamiento permitirá la reducción de los efectos del entrenamiento o
competencia como la rigidez muscular, los espasmos y calambres además de mantener
la flexibilidad y el rango de movimiento intacto para evitar lesiones.
El ajuste quiropráctico en la región del hombro será
esencial para eliminar un posible origen biomecánico debido a un desajuste
articular. Este podría estar sobrecargando la articulación. Ajustar el área de
la columna también es esencial. Un efecto acumulado de tensión sobre los
músculos de la espalda podría afectar la cadena cinética que envuelve el
movimiento del hombro.
Es de suma importancia la ejecución de un plan de
rehabilitación preparado por un especialista. El control de los síntomas de
dolor, inflamación y la formación de adhesiones, la estimulación de la
regeneración de tejido, el devolverle al hombro el movimiento adecuado y
fortalecer la región afectada para evitar así posibles futuras lesiones será
uno de los pasos más importante dentro del proceso de recuperación.
Los síntomas iniciales de esta condición pueden ser
leves. Es por eso que las personas no buscan tratamiento en una etapa temprana.
El problema es que a medida que la condición avanza los síntomas pasan de ser
agudos (tendinitis) a crónicos (tendinosis). Una vez la condición pasa a la
etapa crónica comienza un proceso degenerativo (desgaste) del o de los tendones
afectados aumentando la posibilidad de una rotura parcial o completa de los
mismos. En este punto la condición podría tornarse incapacitante y no responder
adecuadamente al tratamiento conservativo. Esto tendría como consecuencia la
posibilidad real de una cirugía para remediar la situación.
Por: Dr. José Antonio Maíz Dedós, DC, MED, CKTP
Quiropráctica y Medicina Deportiva
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