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La Banda Iliotibial y su efecto en la rodilla - Dr. José Antonio Maíz, DC, MED

¡Qué problema nos trae descifrar el porqué nos duele la rodilla! Y es que son muchas las afecciones que pueden producirse en esta compleja articulación. Condiciones como bursitis, tendinitis patelar, condromalacia patelar, esguince o rotura de ligamentos, problemas de meniscos, diferentes tipos de artritis, entre otras, podrían producir molestias y dolor en la rodilla. La clave para identificar la causa muchas veces está en la región donde se sitúan los síntomas.             

El dolor o molestia en el área lateral (externa) de la rodilla es un problema bastante frecuente en atletas y personas que practican la actividad física a diario. A esta condición se le conoce como síndrome de la banda iliotibial. Esta patología se origina debido al uso excesivo de la rodilla y afecta mayormente a corredores y ciclistas. Cabe destacar que jugadores de baloncesto, de balompié y levantadores de pesas también son susceptibles a padecer de esta lesión, aunque a menor escala.

El síndrome de la banda iliotibial es causada por fricción (movimiento repetitivo de la banda iliotibial sobre la protuberancia lateral del fémur cuando la rodilla flexiona y se extiende) o por compresión (apretamiento por la banda iliotibial de los tejidos conectivos que subyacen entre el epicóndilo lateral y la línea de la articulación de la rodilla). Estudios recientes aún no pueden establecer claramente si esta lesión es producida por ambas causas mencionadas o solo por una de ellas.

La banda iliotibial es un tejido conectivo grueso y fuerte que corre a lo largo de la parte lateral (externa) del muslo. Su origen se da en el hueso de la pelvis y luego se convierte en la continuación del músculo tensor de la fascia lata en la parte lateral de la pierna alta. A medida que desciende por la parte lateral del muslo se convierte en una banda fibrosa que cruza la rodilla hasta insertar en el hueso de la tibia. El tracto iliotibial contiene extensiones de fibras tendinosas provenientes del músculo tensor de la fascia lata en la región cercana a la rodilla. Es por eso que esta banda en ocasiones es denominada como un tendón dando paso a que la condición también se conozca como tendinitis de la banda iliotibial.

Este tracto o banda iliotibial es sumamente importante porque permite el movimiento de cadera (flexión, extensión, abducción (movimiento hacia afuera de la pierna) y rotación lateral y medial). Además, le ofrece estabilidad a la rodilla y contribuye en los movimientos de flexión y extensión de la misma.  

El síndrome de la banda iliotibial se presenta inicialmente con una sensación de pinchazo en la parte externa (lateral) de la rodilla. Luego pasa a ser un dolor punzante, mayormente cuando el talón golpea el suelo. En ocasiones los síntomas pueden irradiarse hacia la parte lateral del muslo o la pantorrilla. Los síntomas empeoran al correr largas distancias o al bajar escaleras o cuestas. Estos signos podrían venir acompañados de inflamación, debilidad muscular y por un sonido o sensación de “clic”. Normalmente los síntomas se alivian al finalizar o detener la actividad física, pero podrían reiniciar una vez comenzado el entrenamiento nuevamente.

Son múltiples los factores que pueden dar paso a esta condición. Entre los más comunes se encuentra el sobreuso y sobrecarga de la región lateral de la rodilla. Al flexionar y extender constantemente la articulación de la rodilla aumenta la fricción o compresión de la banda iliotibial sobre la protuberancia ósea del epicóndilo femoral. El exceso de tensión ya sea por sobrecarga o por debilidad de los músculos de la región lateral de la cadera también contribuye grandemente a esta lesión. Esto altera la biomecánica del cuerpo al correr. Al igual que en la región de la rodilla (roce con el epicóndilo femoral), la banda iliotibial roza con una protuberancia ósea (trocánter mayor del fémur) en el área lateral del muslo. Es por eso que esta alteración en la biomecánica al correr provocará una fricción constante también sobre esa zona. La diferencia en este caso es que los síntomas se manifestarán a lo largo de la región lateral del muslo.

Desbalance muscular entre la región de los cuádriceps y los isquiotibiales (hamstring) no permitirán un funcionamiento adecuado de la mecánica de la carrera. Deficiencias o asimetrías en los arcos del pie o el desarrollo de las piernas arqueadas (rodilla vara) podrían aumentar el nivel de estrés sobre la región estructuralmente hablando.

Una mala ejecución de la técnica al correr ya sea dando pasos demasiado largos o cruzándolos más allá de la línea media del cuerpo también aumenta la posibilidad de padecer de esta condición. De igual modo, un entrenamiento sobre superficies inestables afecta la biomecánica de la carrera. La práctica de la actividad física sobre superficies duras combinado con el uso de calzado inadecuado transfiere demasiada carga hacia las rodillas y caderas incrementando aún más la posibilidad del desarrollo de este síndrome.

Para identificar y diagnosticar correctamente esta condición es suficiente con la realización de un buen historial clínico y examen físico. Estudios radiográficos o de resonancia magnética (MRI) podrían ser considerados más bien para descartar otras posibles causas.

Tratamiento conservativo iniciado a tiempo y seguido con regularidad es generalmente suficiente para resolver este problema. Es recomendable iniciar con la disminución de la frecuencia e intensidad del entrenamiento. Se deben seleccionar ejercicios adecuados de fortalecimiento y estiramiento de los grupos musculares de las piernas (cuádriceps, isquiotibiales, aductores y abductores). Esto con el propósito de disminuir parte de los síntomas al liberar la tensión de estos y prevenir debilidad y desbalances musculares que en muchas ocasiones pueden contribuir al inicio de la condición.

Es importante una buena ingesta de agua diaria para fomentar la transportación de nutrientes esenciales hacia las células para la regeneración de tejidos. Es recomendable añadir suplementación nutricional para controlar los síntomas de dolor y para estimular la regeneración de tejido, la cicatrización y la producción de colágeno (mayor componente del tejido blando).

La realización de un estudio biomecánico de la carrera es importante para determinar si el problema proviene de una mala ejecución de la técnica. Si es así, se debe corregir rápidamente para evitar recurrencias. Es igualmente importante realizar un análisis biomecánico del pie para determinar si el problema surge de alguna deficiencia o asimetría de los arcos y corregirlo a través del uso de plantillas ortopédicas especializadas.

Practicantes de entrenamiento de larga distancia deben monitorear el calzado regularmente. Zapatillas desgastadas o que presenten deformaciones, que provoquen sonido o desequilibrio al pisar, que produzcan dolor durante la carrera y que den la sensación de poca absorción son señales claras de que deben ser reemplazadas.

El tratamiento quiropráctico nos permitirá mantener la columna, la pelvis y la rodilla alineadas correctamente promoviendo un funcionamiento adecuado de las estructuras envueltas en la condición y evitando así sobrecargas en las mismas. No puede faltar en la ecuación el trabajo de fisioterapia para ayudar a controlar los síntomas de dolor, inflamación y la formación de adhesiones, promover la regeneración de tejido, devolverle a la cadera y la rodilla el movimiento adecuado y fortalecer la región afectada para evitar así posibles recurrencias y futuras lesiones.

Es importante reincorporar la actividad física o entrenamiento de forma gradual y en superficies lisas. Ser agresivos desde el principio con el tratamiento de la condición asegurará un retorno más rápido y menos complicado al entrenamiento. La cirugía rara vez es una opción real para tratar esta condición, pero podría serlo de no responder adecuadamente al tratamiento conservativo o de no trabajarse a tiempo y de manera adecuada la lesión. 

Dr. José Antonio Maíz Dedós, DC, MED, CKTP

Quiropráctica y Medicina Deporiva

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