¿Dolor en la planta de los pies? ¡Fascitis plantar podría ser la respuesta! - Dr. José A. Maíz, DC, MED
El dolor o molestia en la región de la planta de los pies es un problema muy común hoy día. Inflamación de tendones y bursas, radiculopatías o neuropatías, fracturas y hasta la artritis son algunas de las condiciones que podrían provocarlo.
La causa más común de dolor en la planta del pie es la fascitis plantar. Esta condición se caracteriza por la inflamación de la fascia del pie. La fascia plantar es un tejido grueso (ligamento) que conecta los dedos del pie a la región del talón. Además, da forma y soporte a los arcos del pie y a la misma vez transfiere el peso del cuerpo a través de ellos. También evita la sobrepronación (rotación interna del pie al caminar, marchar o correr), permite el amortiguamiento de impacto al caminar y al hacer actividad física y evita el exceso de dorsiflexión (extensión) de los dedos del pie. Cuando esta banda se estira demasiado y se sobrecarga, ocurren pequeños desgarros que al volverse repetitivos pueden irritar e inflamar la fascia.
La fascitis plantar se caracteriza por causar dolor intenso, punzante y ardiente, rigidez, hinchazón, calor, enrojecimiento y aumento de sensibilidad en la planta del pie. Es más acentuado en las mañanas, luego de haber estado sentado o de pie por mucho tiempo o luego de realizar actividad física intensa. Cuando esta se vuelve un problema crónico, es decir, de mucho tiempo (fasciosis), los síntomas comienzan a experimentarse durante toda actividad diaria llegando al punto de ser limitante. Esta condición se diagnostica a través de un buen historial clínico, examen físico y estudio de imágenes radiográficas, de ultrasonido o resonancia magnética.
Existen múltiples razones para
que esta condición pueda dar inicio. Comenzaré señalando la utilización de
calzado inadecuado (duro e incómodo) que tenga poca o ninguna capacidad de
amortiguamiento de impacto, movilidad o estabilidad. Cabe señalar también el uso incorrecto de este al
colocarse demasiado ajustado o el uso de zapatillas desgastadas y en malas
condiciones. El problema con el
calzado podría desarrollar inestabilidad y excesiva tensión en el arco del pie aumentando
sustancialmente la probabilidad de padecer de esta condición.
El estar demasiado tiempo de pie y la práctica de la actividad física por tiempo prolongado, ambos sin descanso adecuado de por medio, podrían ser también factores determinantes para el inicio de esta patología. A esto le podemos añadir el aumento desmedido del tiempo de ejercicio como por ejemplo, caminar regularmente por 30 minutos todos los días y al siguiente aumentar el tiempo de manera sustancial a una hora. La práctica de la actividad física en superficies inestables y duras (carretera o cemento) de manera frecuente y por demasiado tiempo también puede propiciar un ambiente favorable para esta condición. Todo esto aumentará la cantidad de microtraumas en la región de la planta del pie y no le permitirá al cuerpo suficiente tiempo para regenerarse.
Una pisada incorrecta debido a la mala ejecución de la técnica al caminar o correr o a la forma del pie aumenta la probabilidad de padecer de fascitis plantar. Condiciones como el pie plano en donde los arcos se doblan demasiado al pisar aumenta la tensión sobre la región. El sobrepeso también tiene un impacto en los arcos del pie disminuyendo los mismos (convirtiéndolos en plano) y cambiando de esta manera la pisada. Por otro lado, en el pie cavo (arco pronunciado) la fascia tiende a ser más rígida impidiendo que pueda disipar adecuadamente el peso que se mueve a través de ella. Esto al igual que el pie plano aumenta el estrés y la irritación del área.
¿Qué podemos hacer para evitar la fascitis plantar? Seleccionar un calzado adecuado según el tipo de pie, actividad física que se practica o el trabajo que se realiza. Esto con el fin de reducir el nivel de tensión y estrés en la región. El calzado no se debe utilizar demasiado ajustado y debe cambiarse una vez se encuentre en mal estado. Si utilizas frecuentemente zapato de tacón considera alternar los mismos con otro tipo de calzado. Es importante que la disminución de altura en el zapato se haga gradualmente.
Por otro lado, se debe seleccionar una superficie
adecuada (blanda, lisa y llana) para la práctica de la actividad física o el
deporte. A esto le debemos añadir el establecer un tiempo de descanso adecuado
entre días de ejercicio e incrementar el tiempo de actividad física gradualmente
para que el cuerpo se adapte a la nueva carga impuesta.
Considerar plantillas ortopédicas especializadas si el problema proviene por motivo de una pisada incorrecta a causa de pie plano o pie cavo o si trabajas o pasas la mayor parte del día de pie. Estas ayudarán a mejorar el movimiento (pisada), reducir las presiones en zonas de dolor y mejorar la estabilidad y equilibrio. Mantener un peso corporal adecuado para evitar la pérdida de los arcos del pie por sobrepeso y sufrir de problemas de pisada durante la marcha también es esencial para evitar esta condición.
Es importante ponerse en manos de expertos para realizar los procesos de tratamiento y rehabilitación correspondientes lo antes posible. De esta manera se evitará que la fascitis plantar progrese y se convierta en un problema recurrente, incapacitante y que no le permita a la persona realizar sus actividades diarias. Tratamiento conservativo debe ser siempre la primera opción.
Dentro de las alternativas conservativas se encuentra el cesar o disminuir la intensidad y frecuencia de la actividad física. Otra recomendación es realizar estiramientos diarios de la fascia plantar, tendón de Aquiles y los músculos de la pantorrilla. Utilizar férulas (night splint) al dormir en la noche es importante para mantener el tobillo en posición neutral estirando así la planta del pie y el área de la pantorrilla. Mantener una buena ingesta de agua será vital para la transportación de nutrientes esenciales hacia las células para la regeneración de tejido. Suplementación nutricional es recomendada para controlar los síntomas de dolor e inflamación, para estimular la regeneración de tejido, la cicatrización y la producción de colágeno (proteína que da forma y estructura a la fascia del pie).
Los ajustes quiroprácticos (manipulaciones espinales y de extremidades inferiores en este caso el tobillo y pie) serán esenciales para alinear la columna y evitar sobrecargas hacia la región de los pies. Además, ayudarán a aliviar los síntomas y la deficiencia de movimiento de la región. Estas manipulaciones mantendrán el cuerpo libre de interferencias nerviosas ayudando al mismo a sanar rápida y efectivamente. Por último, la realización de terapia física (rehabilitación) para controlar los síntomas de dolor, inflamación y la formación de adhesiones, promover la regeneración de tejido, devolverle al pie el movimiento adecuado y para fortalecer la región afectada evitando así posibles recurrencias y futuras lesiones.
Dr. José Antonio Maíz Dedós, DC, MED
Quiropráctica y Medicina Deportiva
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